Alarma en el Golfo San Jorge: más empresas de servicios se van y crece el riesgo de descomposición productiva
La salida de grandes compañías petroleras y la migración de empresas proveedoras amenaza con erosionar el ecosistema tecnológico e industrial que durante décadas sostuvo la actividad hidrocarburífera en la región.
El entramado productivo y tecnológico del Golfo San Jorge atraviesa un momento crítico. En los últimos cuatro meses, varias empresas de servicios especiales de la industria petrolera han cerrado sus bases de operaciones en Chubut y Santa Cruz, encendiendo las alarmas entre empresarios, trabajadores y referentes políticos de la región.
Las firmas Superior y Calfrac dejaron entrever esta semana que cerrarán sus operaciones en Chubut, sumándose a una lista que ya integran gigantes del sector como Halliburton y Weatherford, que levantaron su operación en los últimos seis meses.
La salida de YPF y un efecto dominó
El escenario se agrava con la salida progresiva de YPF de la cuenca. La empresa estatal ya se desprendió de cuatro bloques en Chubut y anunció la cesión de sus concesiones en Santa Cruz a Fomicruz, la empresa provincial. Además, otras petroleras como Tecpetrol también avanzan en procesos de desinversión, como el traspaso del área El Tordillo.

En este contexto, referentes del sector coinciden en que la cuenca enfrenta una reconversión forzosa que amenaza con convertirse en un proceso de descomposición estructural si no se toman medidas urgentes. “El ecosistema de proveedores que desarrolló Comodoro Rivadavia a lo largo de décadas es un capital que no se puede perder sin intentar, al menos, un control de daños”, advirtió un empresario del sector.
Impacto laboral y concentración
Las cifras revelan la magnitud del impacto:
- En Santa Cruz, la salida de YPF ya motivó la pérdida de unos 3000 empleos directos e indirectos, y el número total se eleva a 4000 si se suman otras compañías.
- En Chubut, se proyecta la discontinuidad de más de 2000 puestos en los próximos meses.
- Empresas de equipos de torre como DLS y San Antonio Internacional están negociando la salida de 700 operarios.
“La caída de la actividad en campos maduros es una realidad. Lo importante ahora es evitar una estampida de empresas hacia Vaca Muerta o su cierre definitivo”, sostuvo el dueño de una compañía proveedora.
Ecosistema en riesgo
Las empresas de servicios especiales —clave para actividades como fractura hidráulica y completamiento de pozos— representan un activo estratégico para la cuenca. Su salida no solo eleva los costos operativos, sino que pone en jaque la viabilidad de nuevos proyectos, como los relacionados con la producción no convencional que impulsa el gobierno de Ignacio “Nacho” Torres.

“Creer que una cuenca petrolera depende solo de las operadoras es un error. La calidad de los servicios presentes en el lugar es igual de determinante”, advirtió un ejecutivo del sector.
Además, crece la preocupación por una posible concentración de contratos en pocas manos, con el riesgo de que nuevas firmas —al amparo de la política— reemplacen a los proveedores históricos sin garantizar la misma capacidad técnica ni competitividad.
Un futuro incierto
Si bien empresas más pequeñas como Pecom, Capsa, Crown Point, Roch, Patagonia Energy, Clear e Ingeniería Alpa podrían ocupar parte del espacio que dejan las grandes operadoras, para que eso ocurra es imprescindible conservar un entorno de servicios técnicos robusto.
En definitiva, la descomposición del entramado productivo del Golfo San Jorge no solo es un desafío para las provincias de Santa Cruz y Chubut, sino para toda la estrategia energética nacional, que necesita mantener operativa una cuenca con más de 100 años de historia y aún con potencial por desarrollar.
Fuente: EconoJournal