Las plantas de Chubut no pagarían más de USD 1,60 por el langostino fresco
Con costos crecientes y mercados internacionales deprimidos, las plantas de procesamiento ponen un tope al precio del langostino que traigan los fresqueros de altura. Se recalcula la participación en la pesca nacional y reina la incertidumbre en el sector.
Incertidumbre en la antesala de la zafra nacional
El sector langostinero argentino atraviesa un momento de incertidumbre. Los fresqueros de altura analizan su participación en la próxima apertura de la pesca de langostino (Pleoticus muelleri) dentro del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (AVPJM), ante la falta de certezas comerciales. Las plantas de procesamiento de Chubut, que concentran gran parte de los desembarques, ya advirtieron que no están dispuestas a pagar más de USD 1,60 o 1,70 por kilo de materia prima.
El precio de Rawson, un techo para las plantas
Durante los sondeos recientes entre armadores y plantas, el mensaje fue claro: no se pagará por encima del valor abonado en la última temporada de langostino en Rawson, que cerró en USD 1,80. Según Sebastián de Haro, gerente del Grupo San Isidro, el pescado capturado en aguas nacionales tiene menor calidad, ya que “casi todo termina siendo cola”, sin posibilidad de comercializarse entero.

“La calidad del langostino nacional es menor por el tiempo que tarda en llegar a tierra, aunque su tamaño sea mayor”, indicó. “Lo que se paga en Provincia termina siendo un techo para Nación”, añadió, en referencia al límite que fijan las plantas procesadoras.
Precios planchados y mercados sin demanda
Las dificultades del mercado internacional agravan el panorama. “No hay demanda de cola de langostino”, admitió Pablo Rodríguez Fernández, CEO de Estrella Patagónica S.A. (EPSA), al señalar que incluso hay stock sin vender de la zafra anterior en Chubut. En ese marco, se vuelve inviable pagar los valores pretendidos por algunos armadores, que aspiran a USD 2,10 o 2,20 por kilo.
“Tenemos muy poca alegría de mercado, hay productos que ya no son rentables con estos costos”, aseguró Rodríguez Fernández. “La rentabilidad de la flota fresquera de altura es nula, y muchos no se van a animar a salir”, anticipó.
Costos internos que desincentivan la producción
Los altos costos laborales y de operación son otro obstáculo. “No podemos tener gente que en un mes se lleve 6.000 dólares”, afirmó Rodríguez Fernández, en alusión al peso de los salarios en las plantas procesadoras. En este sentido, muchos números arrojan saldos negativos, lo que lleva a las empresas a revisar cada gasto.

La estiba, otro factor distorsivo
Desde la empresa Mirabella, de Puerto Madryn, coincidieron en que el costo de la estiba está fuera de proporción y distorsiona toda la estructura de precios. “No podemos pagar más de USD 1,60”, sentenciaron.
Según sus cálculos, la estiba representa hasta un 13% del precio de venta, con un costo de USD 0,80 por kilo de cola. “No se entiende que un cajón de merluza de 40 kilos cueste 3.000 pesos y uno de langostino de 18 kilos valga 6.400”, ejemplificaron.
Escenario incierto para la flota fresquera
Con estos valores sobre la mesa y una demanda internacional retraída, el sector langostinero enfrenta una zafra nacional cargada de dudas. Mientras la flota congeladora tangonera aún no confirma el inicio de operaciones, los fresqueros recalculan si será viable salir a pescar en un contexto donde la rentabilidad está en juego.
Fuente: Revista Puerto