INIDEP: qué esperar del langostino en 2025 y 2026 tras una “temporada caótica”
Los biólogos Paula Moriondo y Juan de la Garza anticipan que la fuerte reducción del esfuerzo pesquero podría traducirse en una mayor disponibilidad del recurso en 2025, aunque la variabilidad ambiental será clave. En 2026 podría evaluarse el impacto real de la zafra 2025.
La temporada de langostino 2025 se desarrolla en un contexto atípico. A la inactividad de más de cien buques congeladores se sumó una baja histórica en la flota fresquera, lo que redujo drásticamente el esfuerzo pesquero. Según los especialistas del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), Paula Moriondo y Juan de la Garza, esta situación abre un escenario inédito para evaluar el comportamiento del recurso en los próximos años.

Posibles efectos para 2025
Moriondo explicó que el impacto de la menor captura se verá recién en la campaña de noviembre, cuando se evalúe la abundancia en áreas de reproducción. Si las condiciones ambientales y la disponibilidad de alimento son favorables, podría observarse una mayor concentración en noviembre y marzo, lo que incrementaría la disponibilidad para la zafra 2025-2026. Sin embargo, advirtió que no existe una relación directa entre lo que no se captura en una temporada y lo que estará disponible al año siguiente, ya que influyen factores como la mortalidad natural y la predación.
De la Garza agregó que no solo la falta de congeladores redujo el esfuerzo pesquero, sino también la escasa presencia de fresqueros: “Hay 12 cuando suele haber unos 70 barcos”.

Septiembre: la merluza entra en juego
En septiembre, la merluza inicia su migración reproductiva hacia el área de veda. Moriondo sostuvo que la abundancia de langostino podría mantener la relación merluza-langostino en niveles que permitan continuar la pesca. “El problema surge cuando hay baja disponibilidad de langostino, porque ahí la mezcla es mayor y se deben cerrar áreas para proteger a la merluza”, explicó.
La flota merlucera pidió aumentar el bycatch de langostino, ya que asegura encontrarlo “en todos lados”. El INIDEP elevó una recomendación al Consejo Federal Pesquero, señalando que la baja actividad tangonera favoreció la migración del langostino fuera de las zonas de veda, generando una disponibilidad inusual para la flota merlucera.
Una temporada difícil de medir
Las prospecciones se realizaron casi exclusivamente con fresqueros, algo inédito y con resultados dispares. La primera prospección fue “caótica” por falta de coordinación entre barcos, mientras que la segunda, en la subárea 8, permitió encontrar concentraciones con tallas comerciales de buena calidad y baja relación merluza-langostino.
Uno de los mayores desafíos fue la reticencia de algunos armadores a embarcar observadores, lo que limita la cobertura de datos. “Sin datos no podemos manejar la pesquería, y ante la falta de información la medida precautoria es cerrar áreas”, advirtió Moriondo.
Impacto de capturas históricas y reducción del esfuerzo
En 2024, Rawson registró un récord histórico de 102.000 toneladas, lo que no parece haber afectado negativamente la disponibilidad en otras zonas. Sin embargo, la atipicidad de 2025 impide evaluar con precisión ese impacto.
Para Moriondo, esta temporada sí permitirá medir el efecto de una reducción drástica del esfuerzo pesquero, tal como ocurrió en 2020 por la pandemia, cuando la población de langostino recuperó indicadores que venían en descenso. “Sabemos que el esfuerzo pesquero influye mucho, más allá de que el ambiente regula las primeras fases de vida”, afirmó.
Fuente: Revista Puerto