Polémica pesquería de calamar Loligo en las Islas Malvinas

El gobierno de las Islas otorgaron concesión de pesca a 17 buques, en medio de cuestionamientos por la sustantabilidad de la especie.

En un hecho sin precedentes, la pesquería de calamar Loligo en las Islas Malvinas se vio afectada el año pasado por la cancelación de su segunda campaña anual debido a la escasez del recurso. Esta situación ha generado gran preocupación en el sector pesquero y entre las autoridades locales, quienes están monitoreando de cerca la población de calamar, un recurso que tiene un impacto significativo en las empresas mixtas isleño-gallegas.

Recientemente, James Wilson asumió como nuevo director del Departamento de Recursos Naturales del gobierno malvinense, cargo que ocupaba anteriormente como segundo de a bordo. Wilson toma el relevo de Andrea Clausen y tiene la crucial responsabilidad de supervisar las pesquerías en un sector que representa el 60% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región.

Incertidumbre

La actual temporada de captura de calamar Loligo comenzó con un ligero retraso tras consultas con el sector pesquero. Aunque estudios preliminares indicaron una biomasa suficiente para iniciar la campaña, surgieron dudas sobre el tamaño del recurso. Originalmente previsto para el 23 de febrero, el inicio fue pospuesto hasta el 1 de marzo, con el objetivo de permitir un mayor crecimiento del calamar y facilitar la inmigración de ejemplares más grandes. Sin embargo, hay quienes cuestionan si siete días serán suficientes para que los calamares alcancen calibres comercialmente viables.

Un reciente estudio de precampaña, realizado por el Buque Pesquero Golden Chicha, reveló que la población de calamar en la primera temporada se encuentra en niveles adecuados para la actividad pesquera, aunque la mayoría de los ejemplares son juveniles de calibres S y SS, alcanzando un 96%. A pesar de esta aparente salud poblacional, los datos indican que la biomasa registrada es la más baja en los últimos cinco años y ligeramente inferior al promedio de los últimos 20 años. Por lo tanto, el Departamento de Pesca adoptará un enfoque conservador en la modelización de la biomasa durante la temporada, evaluando la posible necesidad de cerrar la pesquería anticipadamente para garantizar una mayor tasa de escape.

Juveniles

Francisco Javier Touza, propietario del buque Golden Chicha y uno de los principales socios españoles en la explotación del calamar, destacó que, aunque la biomasa ha sorprendido por su volumen, las tallas de los calamares reflejan un desfase en su crecimiento, posiblemente influenciado por las temperaturas del mar que afectan el desarrollo del plancton y fitoplancton, elementos vitales en la cadena trófica de esta especie.

A pesar de estos desafíos, hay optimismo en que el calamar alcanzará el peso y tamaño adecuados para su comercialización en los próximos días. Mientras tanto, los 17 buques de la flota mixta, compuesta de capital vigués y malvino, continuarán operando en la pesca de merluza y calamar Illex, aunque fuera de la zona marítima de las Malvinas.

Fuera de las aguas jurisdiccionales, la actividad pesquera sigue su curso con una flota de aproximadamente 327 buques asiáticos y europeos que operan en los límites de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina, extrayendo recursos pesqueros de manera intensiva. Se ha observado que los poteros han reducido significativamente sus volúmenes diarios de captura en una zafra que, comparada con años anteriores, parece regular.

En este contexto, el futuro de la pesquería de calamar en las Islas Malvinas se presenta como un reto, pero también como una oportunidad para repensar y fortalecer la gestión de este recurso vital.

FUENTE: PESCARE.COM.AR

Redaccion

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