Crisis en la pesca: sin acuerdo salarial, el conflicto deja miles de tripulantes en tierra
La negativa del SOMU a modificar el convenio laboral dejó sin salida a la mayoría de los buques tangoneros. Mientras el gremio celebra haber frenado la baja de salarios, la industria afronta una parálisis sin precedentes y miles de marineros quedan sin temporada.
Un conflicto que paraliza la flota congeladora
Tras cinco meses de tensas negociaciones, el conflicto entre el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y las empresas pesqueras dejó un saldo preocupante: más de cien buques amarrados y miles de tripulantes sin trabajo. La salida de solo dos barcos congeladores es hoy vista como una victoria pírrica, ya que el costo social y económico del desacuerdo es enorme.

La mesa de diálogo entre los gremios de marinería, las cámaras empresarias y el Estado quedó desactivada. El SOMU fue el primero en retirarse, al dar por “perdida” la temporada de langostino y negarse a discutir cualquier ajuste, siquiera temporal, al convenio colectivo. Ante ese escenario, las empresas decidieron no presentar más propuestas y la ministra de Desarrollo Humano, Sandra Pettovello, ordenó a la Secretaría de Trabajo que no vuelva a convocar a las partes.
El fin de la negociación y la intransigencia sindical
En la última reunión encabezada por el secretario de Trabajo, Julio Cordero, los empresarios interpretaron el rechazo del SOMU a un acuerdo similar al alcanzado por los maquinistas como un cierre definitivo. El sindicato no solo rechazó la oferta, sino que se negó a facilitar la salida de los barcos, afectando también a capitanes y maquinistas que sí habían acordado.

Para el sector empresario, la actitud del SOMU responde a una estrategia electoral interna, que busca llegar a diciembre sin haber tocado el convenio, y utilizar ese hecho como bandera política frente a la propuesta del Gobierno nacional de reforma laboral.
Cordero señaló que su vínculo con los gremios es bueno, pero diferenció entre “posiciones políticas y gremiales”. Afirmó que algunos sectores, especialmente aquellos con vínculos partidarios, dificultan los consensos: “Saben que hay que mejorar muchas cosas y prestan colaboración, pero hay un grupo minúsculo con un comportamiento hostil”, aseguró.
Pettovello se desentiende del conflicto
Tras el fracaso de las negociaciones, Pettovello se reunió con Cordero, el subsecretario de Pesca y un representante del Consejo Federal Pesquero. Allí se desentendió del conflicto, indicando que su ministerio no volvería a intervenir. “No me llamen hasta que lo solucionen las empresas con el sindicato”, fue su tajante respuesta, según trascendió.
Ante este escenario, las empresas buscarán justificar la inactividad de los buques y solicitarán al Consejo Federal Pesquero que los exima de la obligación de salir a pescar antes de cumplir 180 días sin operar. Si el pedido es aceptado, gran parte de la flota tangonera congeladora podría permanecer inactiva hasta marzo de 2026.

Amenazas, miedos y ausencia de condenas
Los intentos de acordar salidas individuales también se vieron frustrados por la presión del gremio. Las empresas y tripulantes temen represalias, a pesar del respaldo que podría brindar el Ministerio de Seguridad. Las amenazas sufridas por algunos trabajadores no fueron condenadas por la conducción del SOMU. Su secretario general, Raúl Durdos, respondió con dureza a las acusaciones del empresario Fernando Álvarez, quien calificó al gremio de “asesinos”, pero no repudió los episodios de violencia denunciados por sus propios afiliados.
Una temporada perdida para miles de familias
A pesar del contexto adverso, algunas empresas harán lo posible por sacar sus barcos. Algunos realizarán una única marea para no perder permisos o cumplir con compromisos comerciales. Pero en la mayoría de los casos, no habrá ingresos por producción hasta el próximo año.
La celebración sindical por la salida de unos pocos barcos contrasta con la realidad de miles de marineros que pasarán la temporada sin trabajar, cobrando apenas un sueldo básico de poco más de 500 mil pesos. Para los relevos, la situación es aún peor: no cobrarán nada hasta conseguir embarque, algo cada vez más difícil.
Con el respaldo de todas las agrupaciones del SOMU, tanto oficialistas como opositoras, y con la adhesión de SIMAPE y Patrones, el “No a la baja” triunfó. Pero con barcos en el muelle, familias sin ingresos y un sector paralizado, cuesta encontrar motivos reales para festejar.
Fuente: Revista Puerto