Con el dólar en retroceso, crece la presión para que bajen los precios en góndola
Supermercados mantienen valores formados con un dólar a $1400 pese a la baja de la divisa. Los salarios no acompañan y el malestar crece entre los consumidores.
Un dólar que baja, pero precios que no ceden
Con un dólar oficial que pasó de $840 en diciembre a cerca de $1160 en abril —muy por debajo de las proyecciones más pesimistas—, se intensifican los reclamos para que los precios en góndola comiencen a reflejar esta tendencia descendente del tipo de cambio.
Durante años, el dólar fue utilizado como excusa para aplicar aumentos generalizados, incluso en productos sin vínculo directo con importaciones. Hoy, con una cotización que se aleja de los $1400 o más que muchos anticipaban, crece la presión social y política para que las empresas revisen los valores fijados bajo supuestos que no se cumplieron.
Formación de precios: entre previsiones fallidas y márgenes inflados
Según fuentes del sector mayorista consultadas por Noticias Argentinas, gran parte de los precios actuales fueron definidos bajo una expectativa de devaluación fuerte que finalmente no se materializó. Esto derivó en márgenes de ganancia elevados, especialmente en alimentos y productos básicos, donde el componente financiero fue determinante.

A esto se suma la proliferación de promociones encubiertas, que encarecen los precios de lista para luego aplicar descuentos selectivos. Esta estrategia distorsiona las referencias reales y dificulta la percepción de una baja efectiva por parte del consumidor.
Salarios estancados y poder adquisitivo en caída
Mientras los precios resisten a la baja, los salarios en pesos siguen perdiendo frente a la inflación. Las paritarias no logran recuperar el terreno perdido en términos reales, y la brecha entre ingresos y precios se amplía mes a mes.
El rezago salarial, combinado con la resistencia de los precios a ajustarse a la nueva realidad cambiaria, genera un clima de malestar social creciente. Las referencias de precios, cada vez más cuestionadas, se convierten en el eje de una disputa económica y política que impacta de lleno en el consumo y el humor social.
¿Reacomodamiento o resistencia?
La gran incógnita ahora es si las grandes cadenas de supermercados y proveedores mayoristas accederán a revisar sus listas para alinear los precios con un dólar estabilizado o en baja. Desde el sector comercial reconocen que hay margen para ajustar a la baja, pero también admiten que la competencia, la incertidumbre macroeconómica y la inercia inflacionaria siguen pesando en las decisiones.
Sin embargo, el mensaje desde el Gobierno y los analistas es claro: con un nuevo esquema cambiario y sin sobresaltos en el frente externo, no hay excusas para sostener precios inflados. En este contexto, la baja del dólar debería traducirse en una baja de precios, o al menos en un freno real a los aumentos.
Fuente: Noticias Argentinas